Entré al cuarto y dejé la maleta a un lado. Había dos camas. Ya que no había ningún otro equipaje, suspuse que me compañera de habitación aún no había llegado. Escojí la cama del lado de la ventana y me tumbé en ella. Kia me había seguido hasta allí y se recostó junto a mí. A los pocos minutos, me dormí.